La Casa De Papel: Crítica de la Temporada 1.

Una historia con alma. Unos personajes construidos con precisión y significado. Una banda sonora de cine, tan envolvente, febril y seductora como la serie en sí misma. Una fotografía cuidada hasta el mínimo detalle, muestra de la cara más dura y de la faceta más vulnerable de cada uno de esos desconocidos que terminan siendo la apuesta favorita, el helado a la vez que ardiente juego prohibido. 
Tic, tac. 
Alguien ha puesto una bomba dentro de nuestros corazones. Una extraña Resistencia ha prendido la llama y, a estas alturas, no hay forma de escapar de ellos: de los criminales que nos han robado el aliento desde el primer minuto de grabación.  
Gracias a todos los que han participado en un proyecto que no solo destaca por ser original, sino por haber despertado un nuevo concepto, una esperanza que ha aproximado a miles de espectadores al arte que se crea a través de una cámara. 
La  mayoría de actores se desenvuelve con soltura. Para mí, destaca la interpretación de Álvaro Morte. Es una ardua tarea el saber aportar color y singularidad a un personaje ambiguo, de rostros ocultos y características tanto enternecedoras como gélidas, tanto calculadoras como profundamente amables y astutas. Pero él maneja los hilos con una destreza sutil, demostrando un talento impecable, haciéndonos empatizar con Sergio y convirtiendo la ficción en una realidad imperfecta, humana y creíble. Logra encender cada matiz con una chispa de misterio, atracción y carismática meticulosidad, y le aporta una presencia única. 
Además, también brilla Pedro Alonso por dotar de vida más allá del papel a Berlín. Le regala una máscara opaca de luz y oscuridad muy bien enlazadas, mostrando su complicada personalidad y el incendio de sentimientos que oscila frente a la incertidumbre y a la soledad que irrigan su espíritu fiero, apasionado y bohemio. Le brinda fuerza y audacia desde la escena inicial y convierte a Andrés en un complejo y fascinante diablo al que no se puede evitar amar pese a su aliento criminal. Fonollosa es en esencia tan humano, que su naturaleza salvaje y su capacidad de persuasión resuenan al unísono de su corazón hambriento de adrenalina. Un tesoro que nada ni nadie puede arrebatarle: su devoción por caminar sobre la fina línea entre la vida y la muerte; esa en la que se balancea con la exquisita habilidad de un domador de miedos. 
Enhorabuena a estas promesas del ámbito artístico.
¡Bella ciao! 

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