Carne de cañón.

Absurda. 
   Esa fue la palabra que brotó en su cabeza cuando Jonah le pidió que describiera su boda. La boca de Amanda se entreabrió con el instinto de contestar, pero apretó los labios antes de que las respuestas fueran domadas por un ardid educado y fraudulento. Entonces supo que coronaría su imagen pública con un cariño agostado, tedioso y esquelético, condenándose a la desnutrición del corazón bajo términos legales. 
   El asunto se fue agravando según se sucedían los inviernos. Un ruido le taladraba los oídos al escuchar la respiración de él en la misma estancia. Era un murmullo disociado de la presión, un producto insustancial y arrítmico que nacía de la distancia entre dos personas. Y ahí estaba la granada inactiva: ella deseaba una explosión que hiciera saltar por los aires lo que llevaba décadas seco dentro de su pecho. Los abrazos rotos, las miradas edulcoradas de complicidad, las promesas desleales... Un conjunto de mentiras la perseguía. Las decisiones profesionales habían jugado en su contra desde el primer minuto, acorralándola en situaciones en las que se juró no estar jamás. ¿Hasta cuándo iba a permitir aquella farsa de vida? ¿En qué momento romper un matrimonio sellado por la aburrida corrección y el repugnante orden? 
   Sus tardes se basaban en actuar frente a las cámaras televisivas con una sonrisa deshabitada que, con los años, había acabado perdiendo elasticidad como consecuencia de su cotidianidad marchita. Y sus noches consistían en actuar aún con más fuerza ante un marido que solo hacia florecer en ella sentimientos fútiles y soporíferos. 
   Sincerándose delante del espejo, necesitaba asumir que nada había cambiado desde el compromiso. Ni siquiera las oportunidades en las cadenas artísticas habían servido para impulsar su popularidad. ¿Qué debía hacer ahora, con las manos llenas de experiencias imperfectas y las expectativas en la tumba? ¿A qué lugar se fugaban los derroches insatisfactorios? ¿De qué forma deshacer la embarazosa madurez y regresar a la juventud, a la posibilidad de dibujar en el futuro virgen un mural de éxito social? 
   Le dio vueltas al anillo de su dedo anular con la impaciencia de a quien únicamente le interesan y asquean sus propias miserias, y soñó con ser invisible a los ojos analíticos de un mundo injusto y sucio. 
   Bien podría tornarse ciego el planeta por ignorar sus esfuerzos y sacrificios. 


Ruby Atlas ©



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